La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica. Sin embargo, con un tratamiento adecuado y los cuidados necesarios, es posible prevenir o retrasar la aparición de complicaciones.
En este artículo, te contaremos cuáles son las complicaciones más frecuentes, por qué se producen y qué estrategias pueden ayudarte a prevenirlas.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las complicaciones crónicas de la diabetes se desarrollan como consecuencia de niveles elevados de glucosa en sangre de forma sostenida en el tiempo. Esta hiperglucemia prolongada daña progresivamente los vasos sanguíneos y los nervios, lo que puede comprometer el funcionamiento de diversos órganos y sistemas del cuerpo.
Las complicaciones se agrupan en dos grandes categorías:
Afectan a los vasos sanguíneos más pequeños. Incluyen la retinopatía diabética (daño en los ojos), la nefropatía diabética (daño renal) y la neuropatía diabética (daño en los nervios periféricos).
Comprometen los vasos sanguíneos de mayor tamaño y están asociadas a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e hipertensión arterial.
Esta es una de las principales causas de ceguera en adultos con diabetes. Esta complicación se produce por el daño progresivo a los vasos sanguíneos de la retina, la parte del ojo encargada de captar las imágenes.
En sus etapas iniciales, puede no presentar síntomas, lo que refuerza la importancia de realizar controles oftalmológicos regulares, incluso cuando no haya molestias visuales.
Prevención clave: mantener un control riguroso de los niveles de glucosa en sangre y de la presión arterial, acompañado de un examen oftalmológico al menos una vez al año.
Prevención clave: realizar un análisis de orina anual para detectar la presencia de proteínas (uno de los primeros signos de daño renal) y llevar un seguimiento regular de la presión arterial.
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Prevención clave: programar chequeos neurológicos periódicos con un especialista, inspeccionar diariamente los pies en busca de heridas, ampollas o enrojecimiento y utilizar un calzado adecuado.
Prevención clave: adoptar un estilo de vida saludable respecto a la alimentación y actividad física, controlar la presión arterial y el colesterol y evitar el consumo de tabaco.
La prevención de las complicaciones a largo plazo de la diabetes es un proceso activo y sostenido. Conocer los riesgos es el primer paso, pero transformar esa información en acciones concretas es lo que permite mejorar la calidad de vida y aumentar el bienestar.
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La información brindada se proporciona solamente con fines educativos, no pretende sustituir el asesoramiento, el diagnóstico o el tratamiento médico profesional. Siempre consulta a tu médico u otro nuevo o suspender un tratamiento existente. Habla con tu profesional médico sobre cualquier consulta que puedas tener respecto a una condición médica.
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